Paula es una de esas personas serviciales que te maravilla por su educación, cercanía y por lo rápido que aprende. Muy comprometida con La Torre, destaca por su enorme sentido de la responsabilidad y por el esmero que pone en hacer las cosas bien.
Una de las personas que mejor la conoce, sino la que más, es Penélope, su madre, que ha realizado diversas acciones como voluntaria con nosotros durante el curso, y que además ha sido asistente a la Escuela de Familias y reikista: “Paula es una persona que se implica 100 por 100 en lo que hace. Es muy exigente consigo misma, que en una medida adecuada es algo positivo. Es muy amiga de sus amigos. Es una persona que ayuda a todo el mundo. Siempre está dispuesta a ayudar a quien lo necesite. Tiene sus propios valores, que intenta mantenerlos en todos sus ámbitos: la educación, los amigos, el baloncesto…Sabe adaptarse a cualquier situación. Además, es una persona que deja huella en donde va: colegio, profesores, amigos, vecinos…Por ejemplo mis amigos cuando hablan con ella se quedan maravillados por su madurez”.
Pilar Pérez Rojo, entrenadora del Alevín Femenino y muy buena amiga de nuestra protagonista, la define así “Paula es una persona que se hace querer de forma muy rápida por su cercanía, por el cariño que siempre desprende y por el buen rollo que tiene con todo el mundo. Para mí es una persona muy especial, siempre está dispuesta a ayudar sin nada a cambio. Como jugadora siempre intenta hacer mucho grupo y que todo el mundo se encuentre a gusto”.
Álvaro Morán, Coordinador del Proyecto de Baloncesto, considera que “Paula es muy cercana con los chavales. A pesar de su corta experiencia, es capaz perfectamente de llevar los entrenamientos y los partidos, y le gusta mucho (y se le da bien lo que hace) y eso lo transmite”.
Por su parte, su compañera en el senior femenino y Coordinadora del Proyecto de Baloncesto, Rut Agudo, resalta: “para mí Paula ha sido un descubrimiento durante estos dos años que llevo con ella jugando. Ha dado un salto enorme como jugadora. Es una tía que siempre está ayudando e intentando aportar todo lo que puede y más”.
Daniel García, entrenador del Senior Femenino y Director de La Torre, corrobora esa impresión: “Como jugadora, Paula ha tenido una evolución asombrosa. Sus ganas de aprender y de exigirse más cada día han creado en ella un hábito de trabajo que la ha hecho crecer muchísimo como jugadora. Destaca por su versatilidad y su aportación en todas las facetas, tanto en ataque como en defensa.
Mezcla el coraje y entrega de jugadores como Laura Nicholls o Felipe Reyes (fuerza y trabajo durante 40 minutos) a la par que magia y talento como firmarían grandes figuras del baloncesto europeo, como Joe Arlauckas o el actual Anthony Randolph.
Es la típica jugadora de suma y sigue como el gran Carlos Jimenez, al que llamaba así nuestro querido Andrés Montes. A todo ello añade su gran personalidad, destacando su humildad y su capacidad de cohesión del grupo. !!Ayuda y une y genera un clima de trabajo en el que todo el equipo está a gusto!!
Mary Recalde, entrenadora esta temporada del benja femenino, es amiga y compañera de Paula en el senior femenino, explica que «para mí Paula ha sido el descubrimiento de este año en la asociación. A nivel de voluntaria y como compañera de equipo. Sin duda el ejemplo de organización, predisposición y buena actitud. Y como jugadora para mi no hay duda de sus capacidades en la cancha y en el banquillo. Hace sólido al equipo por su forma de entender el juego y por su trato al equipo que lo compone. Sin su rol esta temporada no habría sido lo mismo. Y fuera de la cancha su buen rollo y su gran corazón a mi me han ganado. Es una genia»
Charlamos con Paula antes de que entrene con su equipo. Sorprende la madurez de sus respuestas y la fluidez de su discurso, que hilvana con una curiosa mezcla de timidez y desparpajo, mientras expresa una vez más un tono exquisito en el trato.
¿Cómo ha sido tu trayectoria en La Torre? ¿Cómo empezó todo?
Llevo jugando desde los nueve años, desde primero de benjamín. Comencé de una manera distinta de lo habitual. De pequeña era muy vergonzosa, y me preguntaron si quería probar, y jugué ese entrenamiento. Después, me preguntaron qué tal y a mí me daba vergüenza decir que no me había gustado. ‘Gracias’ a esa timidez, continué, porque dije lo contrario de lo que había experimentado: “a mí esto me ha gustado”. Poco a poco, le fui cogiendo el gusto gracias a mi entrenadora y mis compañeras y se convirtió en algo más que baloncesto, también pasaron a ser mis amigas y mi segunda casa. En esa decisión influyeron también mucho mis padres, que querían que hiciera deporte…Si sigo aquí es porque la vergüenza se me ha pasado (sonríe), y porque quiero devolver todo lo que han dado. Para mí La Torre ha sido una gran oportunidad de conocer gente y formar una familia, que es lo que ahora somos todos.
¿Qué anécdota o vivencia rescatas de tu experiencia en La Torre?
Sí (sonríe), recuerdo una en particular. Era verano, estábamos de pretemporada. Salí del metro y guardé mi abono transporte en la mochila y me cambié las zapatillas. Después del entrenamiento, volví al metro y no encontraba mi abono transporte. No había manera de localizarle. Recuerdo que llamé a Dani, mi entrenador de entonces (y actual Director de La Torre) y le dije que no localizaba mi abono transporte. Me ayudó a buscarlo pero no hubo manera. Por aquel entonces, yo tenía 13 años. Finalmente, llamé a mi padre y vino a buscarme. Al día siguiente, tuvimos entrenamiento otra vez y al ponerme las zapatillas me di cuenta de que el abono transporte estaba ahí. Daniel se me quedó mirando y dijo algo así como…”Este es mi equipo y con esto es con lo que tenemos que apechugar todo el año”.
¿Qué supone para ti ser entrenadora voluntaria en La Torre?
Empecé el año pasado en Escuelita. Es una oportunidad para devolver todo lo que me han dado. Estoy súper contenta. Este curso, por ejemplo, he entrenado el benjamín de primer año junto a Álvaro y he aprendido mucho junto a él, ya que me he ayudado mucho a crecer como entrenadora. Como nota, al equipo le pongo una calificación de entre ocho y nueve; no pongo más por el comportamiento a veces de los chavales, pero, insisto, estoy muy contenta de cómo han evolucionado el equipo a lo largo de la temporada. Me he sentido muy a gusto con los chavales, disfruto mucho enseñándoles, además tiene relación con lo que estoy estudiando: magisterio infantil. Me encanta mezclar el deporte con el trabajo con los niños.
¿Cómo te defines a ti misma?
Soy una persona súper alegre y súper contenta. Es una actitud que me han transmitido en La Torre. A venir siempre con ganas, y a contagiar las sonrisas. Así mismo, me considero una persona muy trabajadora. También tengo mi faceta perezosa cuando toca descansar en casa…Ha tiempo para todo. Aunque, ya te digo, creo que una cualidad que me caracteriza es que, cuando me propongo algo, lo consigo.
¿Cómo te imaginas dentro de 15 o 20 años?
Me imagino con una familia formada. Quiero tener muchos hijos, trabajando como maestra y quizá con una escuela infantil a cargo, es un reto que me motiva.
El Test del Tapeo: una manera más desenfadada de conocer a nuestrxs voluntarixs
Tu comida favorita. Los canelones de mi madre (otros no pueden ser, sonríe).
Tu lema vital: vivir desde el otro y para el otro.
Una persona que sea muy importante para ti por lo que aprendes de ella: mi hermana. Mi hermana es el motor de mi vida. Es más pequeña que yo, acaba de cumplir once años, y aunque sea más pequeña es una gran motivación para mí en cuanto a levantarme cada día. El caso es que los más pequeños te hacen aprender.
Qué serie nos recomiendas: por ejemplo, la Casa de Papel, que me encantó.
¿Playa o montaña? Todos los veranos, playa. Si un verano no hay playa, vamos mal.
Qué jugadora o jugador con la/el que hayas jugado o que hayas visto que más te haya inspirado…
He aprendido mucho de Rut. Llevo dos años jugando con ella en el mismo equipo. Me ha enseñado mucho con su madurez. Y, lo más importante, a mí me aporta mucha calma, que es lo que más necesito tanto fuera como dentro de la cancha. Y es una persona que me enseña mucho, que sabe cuándo y cómo decirme algo.
¿Qué le dirías a una persona que esté empezando ahora como voluntaria en La Torre?
Que La Torre es un lugar perfecto para aprender y disfrutar mucho con el baloncesto. Pero que no solo es el deporte, que también aprendes mucho en todos los ámbitos. La Torre es una gran familia en la que aprendes de todo un poco: valores y conducta, cooperación, respeto y compromiso. Se trata de venir con ganas y tomarte en serio las cosas. Es un aprendizaje que emprendes dentro y fuera de la cancha, que te sirve para los estudios y el trabajo.
Solo decir que en este artículo se recogen cualidades muy ciertas aunque tienes muuuuchas más y aún siendo Grande porque lo eres, esto no es la revista Hola gracias a Dios!.
También tienes defectos al igual que yo pero esos los dejamos en casa mientras los vas trabajando jajaja.
Al leerlo me venían recuerdos de cuando empezaste en la Torre, de cómo has crecido, de la jugadora, entrenadora y persona que eres y que crece cada día.
El motor de tu vida sigue tus pasos, admirándote y con grandes ojos de admiración y de amor.
Si duda la Torre es como una familia y un Pilar importante, así lo considero porque ellos al igual que tu familia, participan en este camino de aprendizaje y crecimiento en el que empezaste con 9 años y seguirá…
No dejes de crecer, de aprender, de reír, de ser simpática, ridícula, graciosa, divertida, tenaz, constante, responsable etc…
Se que me reñirás por esto pero hija!
Que quieres que haga si me siento orgullosa de ti .